Actriz del desierto, Virginia Ordóñez

Por Luis PEGUT
Julio 2020

1.- ¿Cómo se reinventa una actriz en tiempos de pandemia?
El teatro es mi lenguaje y por lo tanto hay en mí una necesidad intrínseca de él, es mi vía de expresión, denuncia, de contemplación y síntesis del mundo a nivel social y existencial. Por tal motivo la reinvención o evolución se da de manera automática, es decir, tienes un canal de comunicación, un río poderoso a nivel interno que desemboca en el mar pero si esta conexión se ve repentinamente truncada no significa que la corriente dejará de latir, de vibrar, al contrario la necesidad de fluir, inmediatamente abre otras bifurcaciones, así el intérprete, un encierro forzado o cualquier otro obstáculo no le impide dejar de arder solo le abre posibilidades y nuevos caminos.

2.- ¿Cuáles son tus fortalezas como artista ante esta crisis mundial?
Mi principal fortaleza es que soy resiliente al cambio, al inicio de la contingencia inmediatamente trabajamos en nuestra primera propuesta adaptada a las circunstancias del encierro con un proyecto llamado SEPARATAM, un juego escénico, el cual estrenamos y presentamos a través de ZOOM y una de las premisas fue en la medida de lo posible no perder el contacto con el público, lo que nos llevó a plantear las funciones interactivas, es decir incluir a los espectadores como parte fundamental de la historia. Ya que la trama se estructuró en torno a la tensión emocional provocada por el encierro y se desarrollaba en una junta vecinal virtual de habitantes de un fraccionamiento en nuestra ciudad, fue el pretexto perfecto para integrar al público en la historia. Fue una propuesta experimental que me dejó muchas satisfacciones, trabajé al lado de Eduardo Bernal, Darien Cortazar y Valta Ortega, inicialmente mi idea era profundizar en las problemáticas que provoca el confinamiento en todos los sentidos, desde un aspecto crítico pero ya que la puesta en escena fue estructurada en conjunto y de acuerdo a las necesidad e inquietudes del grupo se perfiló a un tono más ligero con un toque de comedia, que permitió que el público se divirtiera y tuviera un respiro, pero al mismo tiempo se sintieran en libertad de compartir su experiencias y estados emocionales ante la cuarentena, a medida que sutilmente los personajes centrales de la historia se van desenmascarando, despojándose de la careta social y arrancándose la sonrisa.

Además a la par en este periodo de confinamiento tuve la oportunidad de participar como integrante del comité organizador del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en Tiempos de Contingencia Uniendo al Mundo, una gran experiencia en la que un espacio virtual le dio voz a 64 poetas de 15 países. El encuentro fue coordinado por la maestra Carmen Amato, y también como integrantes del comité participaron Margarita Muñoz, Juana María Naranjo, Ruby Myers y María Merced Nájera. El evento sobrepasó las expectativas y los alcances, adicional a las participantes recibimos gran número de mensajes de poetas de diferentes latitudes interesadas en participar el siguiente año. No solo tuve la oportunidad de apoyar en la organización, sino de compartir parte de mi obra poética. Lo intangible de la red permitió lo impensable, que los versos de más de seis decenas de poetas se levantaran del papel y navegaran en la virtualidad. El aislamiento puede ser pasajero o permanente, real o imaginario pero la poesía, el teatro y arte en general siempre tendrá la capacidad trascender sobre cualquier prisión e iluminar el más profundo encierro.

3.-El teatro ha sobrevivido varias pandemias desde su historia. ¿Será esta la excepción?
Definitivamente creo que sí, ha sobrevivido a guerras, catástrofes y otras pandemias, también lo hará esta vez. La primera alternativa frente a la contingencia propicio que el teatro buscara salidas en diversas plataformas virtuales, las cual ofrecen muchas posibilidades pero el teatro es acto vivo, de contacto con el otro por lo que pienso que de continuar la cuarentena evolucionará en la búsqueda de alternativas que no nulifiquen esta condición presencial. No porque las pantallas no tengan beneficios, sino porque estas son la plataforma ideal para otras disciplinas como el cine y el video. De hecho, aunque nos parezcan en este momento asustadoras ya empiezan a surgir diferentes propuestas en la búsqueda de lo vivo y efímero que caracteriza el teatro, esta relación del actor y el espectador, en un momento único e irrepetible. Algunas de las opciones que he visto, es reducir la capacidad de salas con plantas o muñecos, escenarios circulares con autos alrededor o bien cabinas transparentes con esta misma geometría. Ideas que quizá hasta ahorita se muestran de manera ajena y desarticulada, pero también pueden ser una pauta de exploración para los escenógrafos, es decir buscar soluciones que protejan a los asistentes pero que se integren armónicamente a los objetivos y la propuesta artística del montaje, que sean el pretexto para involucran al público o bien para extender la escena.

4.-¿Qué proyecto tienes una vez que se active la movilidad artística?
Tengo dos proyectos en puerta, uno es “Entre el cuerpo de Basaseachi y los ojos del Chabochis” basado en un texto que escribí con el apoyo del FONCA en la categoría jóvenes creadores en el 2012 bajo la tutoría de Raquel Araujo Madera y Elena Guiochins. El cual aborda la temática del choque de la cultura rarámuri con la chabochi en el contexto de la semana Santa en la Sierra Tarahumara en Norogachi, montaje que tiene como objetivo la denuncia de los derechos indígenas, los derechos de la mujeres y el rescate de la festividad. Empezamos a ensayar a principios de año pero tuvimos que suspender por la cuarentena, espero pronto poder terminar el proceso y llevarlo a escena, cuento con un excelente equipo de trabajo: Gabriel Reyes, Valta Ortega, Erik Basurto, Edgar Nevárez y Luis Pegut.

El otro proyecto se titula “Los signos que me nombran”, es un proyecto multidisciplinario de teatro y poesía que estoy realizado en colaboración con la maestra Carmen Amato y el cual está programado dentro de la Red de Teatros del Estado de Chihuahua para octubre, esperemos para esa fecha ya se haya logrado un mejor control de la pandemia. Es una propuesta poética a nivel textual, corporal y visual.

5.-¿Cuáles han sido tus debilidades y aciertos en las artes escénicas?
Mi debilidad más importante es que no he podido enfocarme de lleno a la parte creativa del quehacer teatral, ya que a la par en la búsqueda de impulsar los proyectos parte del esfuerzo lo tengo que enfocar en la gestión de recursos y en la formación de públicos. En la mayoría de los Estados del interior de la país hay muchos artistas trabajando constantemente y comprometidos con su obra pero no existen los suficientes gestores y promotores culturales, y los creadores nos hemos convertido en autogestores.

En cuanto a mis aciertos principales creo que ha sido la constancia y el trabajo, así como la búsqueda de profesionalización constante, y contar con el respaldo de mi equipo de actores que son la parte medular de mis proyectos, con ellos inicialmente coincidí en la Compañía de Teatro Candilejas del Desierto de Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, nos hemos complementado y crecido juntos en la escena. Recientemente con el cambio actual de Rector las políticas cambiaron y se tuvo que reorganizar la agrupación, la nueva administración solo tenía contemplado que los grupos representativos estén conformados por estudiantes y se restructuró la agrupación. Así que le di con gusto la bienvenida a los nuevos miembros a Candilejas, pero consolidé una idea que ya tenía desde hace algunos años y emprendí un proyecto independiente con mis actores de experiencia, SEMPITERNO ESCENA, iniciamos el año pasado, llevamos realizados dos proyectos y tenemos dos más en puerta, finalmente los cambios siempre son oportunidades y una gran fortuna si los afrontas con compañeros que aman la escena y además le tienes cariño y admiración.

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